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Motricidad fina en niños de 0 - 6 años

NECESIDADES BÁSICAS DEL NIÑO DE 0 - 6 AÑOS: FÍSICAS, AFECTIVAS, DE ACTIVIDAD Y RELACIÓN
Durante los 6 primeros años de vida se ponen los cimientos de la estructuración de base de la personalidad futura del niño. Por ello es necesario tener cubiertas las necesidades básicas del niño para que así se pueda desarrollar adecuadamente.
Si estos cimientos quedan bien puestos, luego en el futuro se adquirirán mejor los conocimientos.
En esta etapa la relación con los adultos es determinante para poner esos cimientos adecuadamente.
Estas necesidades son distintas según la edad del niño: 

Necesidades Educativas de la 1ª Infancia (0 - 3 años)

En esta etapa el desarrollo está centrado en el fenómeno de la maduración, por lo que las necesidades básicas están relacionadas con el que se den las condiciones necesarias para que se produzca el desarrollo de la capacidad sensorial, motora y del lenguaje.
Esta es una etapa decisiva para la detección, prevención y atención temprana de las deficiencias (sensoriales, motoras, de lenguaje...). 



Necesidades Educativas de la 2ª Infancia (3 - 6 años)

El objetivo fundamental de la educación en esta etapa es favorecer la estructuración de la personalidad, por lo que habrá que tener en cuenta el:
  • desarrollo biológico: vida sana, higiénica, importancia del juego y del aire libre...
  • desarrollo psicomotriz y cognitivo: por el juego, la observación, la exploración y la expresión verbal, corporal y plástica, favorecemos el lenguaje y la simbolización.
  • Desarrollo afectivo: clima cálido y seguro, para saber adaptarse a las normas que la sociedad exige, para saber compartir a su madre o figura afectiva.
 EL DESARROLLO INFANTIL EN EL PRIMER AÑO DE VIDA.

Durante el primer año de vida es cuando se dan los cambios más relevantes: se establecen los primeros esquemas de relación con el mundo y se va madurando notablemente en aspectos cognitivos, motrices, intelectuales y afectivos. Si todo esto va adecuadamente, dará como resultado una personalidad sana e integrada.
Al nacer, el niño es un ser indefenso, pasivo y sin relación con el medio, en el que dominan las funciones vegetativas (sueño, ingestión, eliminación...). Con el tiempo, estas funciones dejarán paso a las reacciones espontáneas, y de ser un sujeto pasivo y dependiente del adulto, pasará a ser activo, buscando su independencia y autonomía.
Todos estos momentos coinciden en el tiempo con los primeros pasos y la emisión de las primeras palabras.
Se pueden distinguir varios aspectos importantes en los que se van a ver el gran desarrollo que se produce en el niño durante este primer año de vida:

 DOMINIOS DEL DESARROLLO SENSORIOMOTOR.

En esta edad se caracterizan por el uso de los reflejos: muestra solamente reacciones reflejas en respuestas a estímulos externos (hasta los 6 meses + o -), que luego se van a ir haciendo voluntarios y controlados.
No hay permanencia del objeto, ni relaciones espaciales entre ellos, ni entienden las relaciones causales, al igual que no hay juego intencionado.
Si se da una imitación o contagio vocal (si oye llorar él también llora).
  
DESARROLLO SOCIO-AFECTIVO.

Va a ir estableciendo vínculos afectivos con los que le cuidan (madre, padre o quién esté más frecuentemente con él).
El desarrollo social dependerá de las personas con las que el niño se vincule afectivamente.
  
DESARROLLO SENSORIOMOTOR.

El desarrollo es el siguiente:
1 - 5 meses: dominio y control del cuello.
6 - 10 meses: posición de sentado.
8 - 10-11 meses: desplazamiento a gatas (no se da obligatoriamente en todos los niños).
8 - 11-12 meses: de pie.
Además irá formándose poco a poco “su imagen del cuerpo”.
La característica básica del desarrollo motor durante el primer año consiste en el paso, por parte del niño, de una actividad inicialmente refleja a otra progresivamente más voluntaria y más autónoma. Así, Piaget distingue 3 períodos en este año inicial:
0 - 4 meses: Ejercicio de los Reflejos, caracterizado por reacciones circulares primarias y la adquisición de los primeros hábitos. Los movimientos que realiza no tienen ninguna finalidad en sí, sino que los realiza por pura impulsividad motriz. Los reflejos van comenzando a desaparecer, haciéndose cada vez más voluntarios, siempre centrados en su cuerpo.
4 - 8 meses: Reacciones Circulares Secundarias, el niño realiza tentativas con el fin de conservar, a través de las repeticiones, lo que él considera divertido (por ej: tirar algo al suelo que suena).
8 - 12 meses: Coordinación de Esquemas Secundarios, como el gateo o la pinza.
 
ESARROLLO SENSORIO - PERCEPTIVO.

El niño, durante el primer año, se relaciona con el medio a través de los sentidos (actividad sensorial), y al mismo tiempo actúa sobre las cosas de su entorno (actividad motriz). La conducta motriz es también cognitiva.
El niño es el centro de su universo, viviendo en un mundo adualista y, poco a poco, irá percibiendo a los otros, disminuyendo su gran egocentrismo.
   
DESARROLLO DE LA COMUNICACIÓN Y EL LENGUAJE.

Hasta los 10 - 12 meses no empieza a pronunciar las primeras palabras, aunque su génesis sea mucho anterior.
Los sonidos guturales, gritos, gestos, balbuceos..., que da como respuesta a una estimulación cuando el niño es muy pequeño, dará como resultado un desarrollo neurosensorial que es el facilitador del nacimiento de las primeras palabras hacia los 12 meses.

 EL PAPEL DE LOS ADULTOS.

Los adultos que más relación tiene con los niños son la familia, desde el momento del nacimiento y los educadores, cuando el niño es más mayor.
El ámbito familiar resulta de vital importancia en la progresiva conformación de la personalidad infantil.
La familia, además de brindarle alimento y cuidados físicos, otorga al niño la satisfacción de otra necesidad básica a estas edades: afecto y seguridad. La satisfacción de estas necesidades van a determinar e adecuado desarrollo de la confianza del niño en sí mismo y de su progresiva conformación de la autoestima.
Igualmente, el educador de infantil va a tener una gran tarea al llevar a cabo su labor de manera complementaria a la realizada por la familia. Una de sus labores fundamentales radica en la creación de un ambiente afectivo y seguro en el aula que fomente el crecimiento del “sí mismo” y autoestima infantil.
Por ello, entiendo que a estas edades es fundamental la relación del educador con los padres, puesto que ambos comparten unas funciones (facilitadora, estimuladora, orientadora,...) que deben complementar, compartir y potenciar.



1 comentarios:

Ely dijo...

Lore, está muy interesante tu blog, la información es muy importante para lograr un buen desarrollo en los infantes.

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